Te mostramos cómo localizar, apuntar e incluso llegar al orgasmo desde esta escurridiza zona. Puedes agradecérnoslo después.

Ah, el punto G. Todos hemos oído hablar de él, pero no todos hemos experimentado por nosotros mismos el placer que significa alcanzar un orgasmo mediante la estimulación del punto G (¡sí, puede ocurrir!).

Aunque no todas las mujeres disfrutan con la estimulación del punto G, para muchas es tan excitante que pueden experimentar orgasmos especialmente intensos (¡y eso es algo que nadie quiere perderse!). Si quieres entrar en acción, sigue leyendo para conocer tu hoja de ruta para divertirte con este punto tan especial.

Descubra la zona de placer

El punto G es una pequeña zona esponjosa que forma parte de la glándula parauretral (el mismo tejido que, en los hombres, forma la próstata). Si quieres alcanzar un orgasmo por cortesía del punto G, primero debes asegurarte de que estás haciendo los movimientos adecuados para dar en el clavo (literalmente).

El punto G está situado unos centímetros dentro de la vagina, en la pared frontal. Es fácil encontrarlo cuando introduces dos dedos en la vagina mirando hacia arriba y haces el movimiento de "ven aquí" (presionando firme pero suavemente). Destaca por tener una textura ligeramente diferente a la del tejido vaginal circundante.

Encuentre su ritmo

Al igual que en otros orgasmos, el ritmo y la intensidad lo son todo. Como las preferencias de cada mujer son distintas, experimenta para encontrar las sensaciones que más te gustan. Puede que te guste una caricia en el punto G, mientras que otras mujeres necesitan vibraciones intensas para llegar al límite.

Para averiguar qué es lo que te funciona, empieza tu aventura del punto G a solas. Al fin y al cabo, si no puedes descubrir los entresijos de tu propio cuerpo, ¿cómo puedes esperar que lo haga otra persona? Empezar a solas también elimina la presión de tener que actuar o responder de una determinada manera. Puedes utilizar los dedos o probar un vibrador con punta curva diseñado para este punto tan especial. Cuando explores tu punto G, asegúrate de relajarte y utilizar abundante lubricante. Olvídate de las distracciones y tómate tu tiempo para conocer tu cuerpo y dejar que te lleve a donde él quiera.

Después de un rato a solas con tu punto G, estás lista para probarlo con una pareja en la que confíes.

Recuerda que la comunicación es fundamental. Hazle saber a tu pareja cómo te hacen sentir los distintos movimientos e intensidades. Cuanto más abierta seas, más probabilidades tendrás de repetir un orgasmo intenso provocado por el punto G.

Ya sea solo o en pareja, si eres nuevo en el mundo de los juegos con el punto G puede que sientas cierta presión en la vejiga mientras trabajas el punto. No te preocupes, no estás a punto de tener un accidente. De hecho, es una señal de que todo va bien.

No olvides otras zonas erógenas

No puedes ignorar el bosque del punto G. Si te centras en el punto G, lo más probable es que sólo consigas frustraciones. De hecho, muchos afirman que las mejores experiencias con el punto G se obtienen con intervalos de 30 segundos en los que el punto especial recibe breves descansos mientras otras zonas (los pechos, el clítoris, el lateral del cuello) reciben algo de amor. Intenta alternar la estimulación del punto G con zonas especiales que sepas que te excitan.

Los juegos preliminares también son un paso importante para conseguir un orgasmo del punto G, o de cualquier otro tipo. Al igual que otros tejidos erógenos (el pene, el clítoris e incluso los pezones), la excitación aumenta el flujo sanguíneo hacia el punto G, lo que provoca una inflamación y una mayor sensibilidad. También es más probable que tengas éxito con la estimulación del punto G si ya has tenido un orgasmo (o dos) en la misma sesión. Así que aquí tienes una excusa (como si la necesitaras) para ir a lo grande o irte a casa.

Para una experiencia intensamente placentera, estimular el punto G y el clítoris al mismo tiempo te proporcionará el doble de placer, ¡el doble de diversión! Si tienes pareja, puede darte un poco de amor oral o manual en el clítoris mientras utiliza una mano libre para aplicar presión rítmica en el punto G. Si estás sola, puedes conseguir el mismo resultado masajeando el clítoris con una mano y acariciando el punto G con la otra. Este enfoque de dos por uno te dará más posibilidades de llegar al límite, ¡así que no te sorprendas cuando eches la cabeza hacia atrás de puro gozo!

Involucra a tu cuerpo

Dado que el punto G está situado tan cerca de la vejiga y de algunos músculos importantes, la experiencia puede verse favorecida por la participación de los músculos abdominales. Muchos dicen que tensar los músculos del estómago intensifica el placer (y además, ejercitas los abdominales).

Como cualquier otro músculo, también puedes ejercitar los músculos de la vagina para mejorar tu experiencia. Esto no sólo aumenta las probabilidades de llegar al orgasmo, sino que también tensa el tejido que recubre la vagina. Durante siglos, Ben Wa Balls se han utilizado como una herramienta eficaz para ayudar a ejercitar los músculos vaginales, pero los ejercicios Kegal pueden lograr un resultado similar sin necesidad de aparatos.

Encontrar la postura adecuada también puede marcar una gran diferencia. No tengas miedo de probar boca arriba, boca abajo o de lado. El cuerpo de cada mujer es diferente, y estar abierta a experimentar puede ser la clave del éxito.

no te rindas

No te desanimes ni te rindas si no consigues un orgasmo del punto G a la primera. Sigue intentándolo, tómate tu tiempo y disfruta del proceso. Recuerda que el objetivo del juego con el punto G, como el de cualquier otro tipo de actividad sexual, es pasarlo bien, así que no te concentres tanto en el destino que te olvides de apreciar el viaje, ¡sobre todo si el viaje es tan divertido como éste!