En los últimos meses, he llegado a sentir mi cuerpo como un saco extra de piel, flacidez y dolor que me veo obligada a llevar a todas partes en contra de mi voluntad.

Conla presión y la ansiedad de la pandemia, he estado comiendo Cheetos y Frosted Flakes, sintiendo que la ropa me aprieta cada vez más. Con mi estudio de yoga cerrado, me he desconectado de mi práctica habitual y sólo muevo el cuerpo cuando doy clases. Con la presencia constante de mi marido y mi hija mientras nos refugiamos juntos -mi hija se sube encima de mí, se agarra a mi cuerpo, me llena de besos y abrazos en un intento de evitar su soledad-, me siento asfixiada. Ya no quiero que me toquen. No quiero estar aquí. No quiero tener este cuerpo.

No creo que sea la única que se ha desapegado del potencial de placer de su cuerpo. Aunque es perfectamente aceptable crear límites y tomarse un descanso del tacto, sería una pena quedarse atrapada en ese espacio indefinidamente.

Si estás deseando reconectar con tu propio cuerpo, hay una serie de aplicaciones y ejercicios que pueden ayudarte. Aquí tienes unas cuantas:

Meditación en movimiento

Empecemos por lo que es posible fuera del dormitorio. En Una palabra suciamis memorias sobre cómo recuperé mi sexualidad, dediqué un capítulo entero al yoga. No sólo porque esta práctica hacía que mi trasero luciera bien en leggings (lo que fue una gran ayuda para mi autoestima). Más bien se debía a que la práctica del yoga -sobre todo porque se centra en vincular el movimiento a la respiración y en aprender a escuchar más atentamente al cuerpo- me permitió desarrollar una mayor conciencia corporal. Desarrollar esta habilidad me sacó de mi cabeza y también me ayudó a salir de un periodo de mi vida en el que experimentaba dolor durante las relaciones sexuales con penetración.

Puede que el yoga no sea la práctica para ti. Quizá prefieras pilates. O te encanta correr. O sientes un subidón cada vez que vas a clase de spinning. Sea como sea, empieza a enfocar estos ejercicios como una forma de meditación del movimiento y pronto te resultará más fácil sintonizar con lo que tu cuerpo necesita... y también con lo que quiere.

Meditación guiada

Hace casi una década, asistí a una fiesta de presentación de Ananda Nidra: Blissful Sleep, un CD de meditación guiada de Mark A. Michaels y Patricia Johnson que era similar al yoga nidra (sueño yóguico, que también incorpora una meditación de escaneo corporal). Mientras que el yoga nidra está pensado para llevar a uno a un profundo estado de relajación, sin embargo, el ananda nidra está diseñado para "despertar el éxtasis". Las meditaciones guiadas llevan al oyente a centrarse en imágenes y sensaciones placenteras para desarrollar una mayor conciencia del cuerpo y de las cosas que pueden producirle placer.

Hoy en día, estas meditaciones guiadas son aún más accesibles gracias a una nueva serie de aplicaciones para el teléfono. La aplicación Lover, por ejemplo, contiene meditaciones guiadas en formato de audio y vídeo que te permiten reconectar con tu cuerpo y tu sensualidad. Accepting Pleasure-The Body Tour", de 9 minutos de duración, te ayuda a crear un mapa del placer en el cuerpo. Si sólo dispones de 5 minutos, puedes escuchar "Estar presente para el placer", cuyo objetivo es que salgas de tu cabeza y entres en tu cuerpo. La biblioteca de la aplicación está repleta de ejercicios como éstos, que te permiten centrarte en un aspecto concreto de tu vida sexual, incluso cuando tu tiempo es limitado.

Tocamientos sin demanda

El enfoque sensitivo es una técnica de terapia sexual desarrollada en la década de 1960 por el equipo de investigación formado por William H. Masters y Virginia E. Johnson. Crearon una serie de ejercicios en los que se utilizaban caricias sin demanda para centrarse en las sensaciones del cuerpo y en el autoplacer frente a la excitación sexual. Se suponía que esto eliminaría las presiones de la ansiedad por el rendimiento. Cuando los clientes se tocaban a sí mismos (o eran tocados por su pareja), se les indicaba que se fijaran en detalles como la temperatura, la presión y la textura. Se esperaba que, con el tiempo, fueran capaces de identificar los tipos de contacto que les resultaban más placenteros.

Desde entonces, este ejercicio en pareja se ha adaptado a ejercicios similares que puedes hacer por tu cuenta. Libros como el clásico Becoming Orgasmic , por ejemplo, contienen instrucciones explícitas para experimentar con diversas formas de autoestimulación. Distingue entre diferencias de presión, recorrido y ritmo, a medida que exploras todo tu cuerpo. También se anima a los lectores a probar juguetes sexuales y a leer literatura erótica en su búsqueda de la sensualidad.

Audio Erótica

Hablando de literatura erótica, estas sensuales historias también han llegado a nuestros smartphones. Aplicaciones como Dipsea, Ferly y Audiodesires te permiten conectar tus auriculares y disfrutar de una amplia biblioteca de relatos eróticos. A veces, aunque no quiera que me toquen, quiero excitarme. Disfruto con este tipo de aplicaciones porque permiten que la realidad de mi atascada vida en casa se desvanezca en un segundo plano para que pueda perderme en alguna que otra fantasía. Desde vaqueros a la pareja de al lado, pasando por quedar atrapada en medio de una faena, es fácil encontrar una historia que se adapte a ti, sea cual sea tu excitación.

Masturbación

Dejando a un lado los juguetes sexuales y la erótica, cualquier forma de masturbación -autoestimulación con fines de excitación sexual- puede ayudarte a reconectar con tu yo sexual.

Una vez que hayas superado los ejercicios de tacto sin demanda y te sientas preparado para ir más allá, la masturbación puede ser el puente hacia un deseo renovado de intimidad física con tu(s) pareja(s).

Sí, a veces el cuerpo necesita un descanso. Pero no te prives del poder relajante del tacto durante demasiado tiempo.

Stephanie Auteri

Stephanie Auteri

Periodista, escritora y educadora sexual
Steph Auteri ha escrito sobre sexualidad para el Atlantic, el Washington Post, Pacific Standard, VICE y otras publicaciones, y ha colaborado con gente de la Asociación Americana de Educadores, Asesores y Terapeutas Sexuales (AASECT), el Centro de Educación Sexual y Good in Bed. Es autora de A Dirty Word (Una palabra sucia), un libro de memorias sobre cómo la sexualidad femenina se trata a menudo como una palabrota.