El secreto de un sexo mejor
Saber más sobre ti mismo puede ayudarte a encontrar relaciones más compatibles y sexo más placentero. "¿Cómo? te preguntarás. Tanto si eres nuevo en el mundo de las citas como un profesional experimentado, es fácil cometer un error tras otro si no nos detenemos, prestamos atención y tomamos decisiones intencionadas. Seguir la corriente puede ser divertido durante un tiempo, pero si te lleva a una relación condenada al fracaso una y otra vez, puede que haya llegado el momento de dejar atrás el ensayo y error. Si no estás convencido, echa un vistazo a lo que sigue para aclararte.
Saber es poder elegir
Seguro que ha oído alguna vez que la ignorancia es una bendición. Cuando se trata de ser consciente de uno mismo, la ignorancia es en realidad un obstáculo para encontrar buenas parejas. ¿Cuándo fue la última vez que te preguntaste por tu estilo ideal de pareja? ¿Cuándo reflexionaste sobre lo que te hace sentir inseguro o celoso? ¿Cómo influyen los traumas en tus hábitos de pareja, tus roles sexuales preferidos o tus valores no negociables? ¿Contribuyen tus identidades a con quién te sientes más unido en las citas?
Si te resulta difícil responder a alguna de estas preguntas, es probable que estés entablando relaciones con fronteras, límites y expectativas poco claros. A veces conocemos las respuestas pero no las nombramos. Una cosa es no saber por falta de experiencia y otra es no saber porque ignoramos las lecciones aprendidas en el pasado. No saber (o "saber") significa que somos más vulnerables a experiencias no deseadas porque es más difícil identificar de antemano señales de alarma o características indeseables. Nombrar explícitamente nuestros límites, fronteras, valores, preferencias e ideales puede llevarnos en la dirección correcta.
El conocimiento es poder. Nos ofrece la elección y la opción de la intención, aunque elijamos ignorarla. Cuando somos capaces de responder a estas y otras preguntas, se aclara lo que buscamos. Entonces, cuando nos enfrentamos a posibles parejas que no están alineadas con nuestras respuestas, podemos tomar decisiones informadas sobre si merece la pena continuar la relación.
Leer la mente no es una habilidad común
Me daba vergüenza pedir sexo oral con más frecuencia con una pareja reciente. Esperaba que se dieran cuenta de lo que quería. Sorpresa, ¡sorpresa! La frecuencia del sexo oral no aumentó porque no supieran leerme la mente. Tuve que reflexionar sobre lo que me impedía pedirlo. Me di cuenta de que me sentía a la vez insegura y preocupada por presionarles. Sin embargo, me molestaba. Me armé de valor y les pregunté si tenían algún inconveniente en invitarme a comer. Cuando me contestaron que no, les dije que deseaba que me lamieran más el clítoris y funcionó. Ahora puedo pedir todo tipo de cosas en la cama. Me siento segura porque hemos establecido que la comunicación directa funciona para los dos y a los dos nos parece bien responder sí o no.
Cuanto más nos conozcamos a nosotros mismos, más fácil nos resultará compartir esa información con los demás. Una parte de conocernos a nosotros mismos consiste en desarrollar sistemas de comunicación que nos hagan sentir cómodos. Otra parte consiste en prepararnos emocional y mentalmente para esforzarnos por comunicarnos, aunque nos cueste. Es una carga injusta hacer que nuestras parejas, o posibles parejas, tengan que averiguar información que nosotros ya tenemos clara y disponible. Sin embargo, algunos de nosotros hemos interiorizado la nociva creencia de que quienes se preocupan por nosotros sabrán lo que necesitamos y queremos. Aunque algunas personas tienen esta habilidad, no es tan común y aboca nuestras relaciones al fracaso.
Esto también se aplica a las manías y es infinitamente más importante en el caso de los desencadenantes de traumas. La mejor manera de evitar problemas es nombrarlos. Si tu pareja muestra falta de interés o preocupación por ayudarte a evitar los desencadenantes, es una buena señal de que no estáis alineados. Entonces, por desgracia, es probable que sea el momento de seguir adelante.
No desaparecerás
Es muy divertido descubrir cosas nuevas con una pareja. De hecho, una de las cosas que más me gustan de las nuevas relaciones es probar nuevas experiencias y explorar territorios personales desconocidos (como descubrir lo divertido que puede ser el beso negro o ser capaz de comunicarse de nuevas formas). Por desgracia, algunas personas temen perderse en las relaciones, pasar del "yo" al "nosotros" y perder el sentido de la individualidad cuando los intereses empiezan a chocar, solaparse o transformarse.
Por suerte, si has hecho el trabajo, te sentirás más seguro a la hora de distinguir entre los cambios personales y el crecimiento frente a los compromisos que estás haciendo por la relación. Esto es importante porque esto último puede ser perjudicial si te aleja de los valores que aprecias. Probar cosas nuevas que no acaban gustándote y hacer concesiones en las relaciones es normal. Nunca deberías tener que dejar de ser quien eres ni verte forzado a situaciones que te hagan sentir inseguro o molesto.
Yo, yo mismo y yo
Conocernos a nosotros mismos es un viaje que dura toda la vida. Al igual que nuestras papilas gustativas, cambiamos con el tiempo. Aun así, es probable que conozcas tu helado favorito actual, que hace que el peor día sea un poco mejor, y qué tipos de comida te dan arcadas. Puede que dentro de unos años tenga un nuevo sabor favorito y que aprenda a apreciar alimentos que antes le daban náuseas (mirándole a usted, los tomates), pero es probable que ninguno de estos cambios le coja desprevenido ni le resulte perjudicial. Conocerse a uno mismo no tiene por qué limitar la disponibilidad de nuevas experiencias. Allana el camino para que confíes en tus decisiones y mantengas tu bienestar. Así te sentirás seguro al aventurarte en lo desconocido.
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