Redescubrir la sexualidad tras un trauma
Este blog contiene contenidos relacionados con agresiones sexuales, violencia y asesinatos, que pueden ser desencadenantes para algunas personas. Si usted o alguien que conoce necesita apoyo, puede obtener ayuda a través de organizaciones como RAINN.
Cuando Sarah Everard fue secuestrada y asesinada en marzo, se desató la indignación de quienes habían sufrido acoso o violencia de género. En Internet, decenas de personas compartieron sus historias de cosas que les habían ocurrido a pesar de seguir todas "las reglas". Reglas que existen porque, por alguna razón, somos responsables de nuestras propias agresiones.
El hecho de que estas ideologías sigan rodeando algo tan horrible y tan común es desconcertante. Pero así es. Nuevos datos de la Organización Mundial de la Salud indican que 1 de cada 3 mujeres (unos 736 millones) es víctima de violencia física o sexual por parte de su pareja, o de violencia sexual por parte de alguien que no es su pareja. Señalan que esta cifra ha permanecido prácticamente invariable durante la última década.
Estas experiencias -y sus secuelas- pueden tener una serie de efectos adversos en los supervivientes. Esto incluye el posible impacto en nuestro yo sexual.
Es importante tener en cuenta que la respuesta de cada persona al trauma sexual es diferente. Algunos pueden disfrutar de las actividades sexuales poco después del trauma, mientras que otros necesitan más tiempo para conseguirlo. No hay que avergonzarse de ninguna de las dos respuestas.
En este artículo compartiré consejos para aquellas personas cuya vida sexual se ha visto afectada por un trauma.
Cómo pueden afectar los traumas a nuestra sexualidad
Como ya se ha mencionado, la respuesta de cada persona al trauma es diferente. Cuando se trata de nuestra vida sexual, podemos experimentar una serie de secuelas. Algunos de los efectos comunes del trauma sexual incluyen:
Ser activado
Las personas que han sufrido un trauma pueden sentirse provocadas por ciertas formas de contacto, olores particulares, posturas corporales específicas e incluso emociones similares a las que experimentaron durante la agresión. Escribiendo desde un punto de vista personal, me he encontrado a mí mismo desencadenado por una frase... un tono de voz... una expresión facial. Todo ello evocaba un momento determinado. Puede ser difícil saber cuáles son todos tus desencadenantes, y puede que descubras otros nuevos en el futuro.
Disociación
Se trata de una sensación de desconexión de uno mismo y/o del entorno. A veces se produce como un mecanismo de afrontamiento, que permite a los supervivientes distanciarse de su trauma.
Vergüenza
Como nuestra cultura tiende a culpar a las víctimas de agresiones sexuales, los supervivientes se encuentran a menudo luchando contra una vergüenza fuera de lugar. Se culpan por haber acabado en una situación imposible. Se culpan por no haber conseguido salir de esa situación. Más tarde, esta vergüenza puede influir en sus interacciones con sus parejas románticas.
Cómo pueden empezar a curarse los supervivientes
No existe una única vía de curación. Kai Werder, educador sexual y profesional de la sanación, ofrece una larga lista de actividades que los supervivientes han encontrado útiles, pero señala que lo que es útil para una persona puede ser perjudicial para otra.
"Para algunos, el ejercicio o el movimiento corporal son realmente útiles porque, a menudo, el trauma vive en nuestro cuerpo", dice Werder. Por esta razón, explican, las prácticas somáticas pueden ser una parte importante del proceso de curación.
Las prácticas somáticas son las que aprovechan la conexión mente-cuerpo. Facilitan la percepción de las señales que envía el cuerpo sobre las zonas de dolor o malestar. A veces, los recuerdos físicos de un incidente pueden ser más profundos que los mentales. Algunos ejemplos de terapias somáticas son el movimiento consciente, el yoga basado en el trauma, los ejercicios de respiración y los ejercicios de conciencia de las sensaciones.
Las investigaciones demuestran que a algunas personas el ejercicio les resulta desencadenante. Por lo tanto, es importante tener un plan de activación (más sobre esto más adelante), ya que es útil explorar diferentes formas de curación.
Werder también menciona la terapia conversacional, estar en la naturaleza, leer sobre traumas, unirse a un grupo de apoyo (ya sea en persona o en línea) e incluso explorar el placer sexual.
"Tener experiencias sexuales positivas puede ser realmente curativo", dice Werder. "Masturbarse. Para reconstruir esa relación sexual contigo mismo en tus propios términos".
Hacen hincapié en que, incluso cuando se encuentra algo que funciona, el proceso de curación no es lineal. "El camino de la curación es largo", explica Werder. "Así que ser amable y lento contigo mismo es realmente importante".
Cómo los supervivientes pueden reconectar con su yo sexual
Una vez que te sientas preparada para reconectar con tu yo sexual, Werder recomienda centrarse en pequeños placeres. Empieza con un baño de burbujas por la noche, tu comida favorita o un paseo alrededor de la manzana. Mientras los disfrutas, practica la atención plena y observa las distintas sensaciones.
Cuando estés preparado para explorar el contacto sexual, puede que te resulte más cómodo empezar por ti mismo. Hazlo con calma. Si en algún momento te sientes incómodo, siempre puedes hacer una pausa.
Cuando te sientas preparado para mantener relaciones sexuales en pareja, plantéate si quieres o no revelar tu trauma a tu pareja. Algunos no quieren, y no pasa nada. No le debes a nadie tu revelación.
Aun así, debe haber comunicación sobre el consentimiento y sobre la mejor forma de cuidar el uno del otro.
No siempre puedes predecir lo que te puede provocar. Puede ser útil mantener una conversación sobre qué partes del cuerpo o posturas están prohibidas y qué lenguaje prefieres utilizar en relación con tu cuerpo y el sexo. Concreta cuáles son tus deseos y dónde están tus límites. Si tienes claros esos límites, es menos probable que te veas obligado a revelarlos.
Es útil elaborar de antemano un plan de seguridad o de activación. ¿Qué necesitas cuando te sientes provocado? ¿Necesitas estar solo? ¿Te gustaría que te acurrucaran? ¿Podría su pareja traerle una taza de té caliente? Piensa en lo que te haría sentir tranquilo en ese momento. ¿Cómo puede ayudar tu pareja a conseguirlo?
Werder dice que no debemos olvidarnos de los cuidados posteriores. Es un concepto que procede de la comunidad BDSM. Se trata de una combinación de actividades y atención a la pareja para cerrar la experiencia sexual. Werder explica que es esencial tener un espacio para descomprimirse y procesar juntos. El periodo de bajón tras una relación sexual (provocado, entre otras cosas, por la liberación de sustancias químicas en el cuerpo) puede ser intenso. El cuidado posterior puede consistir en cualquier cosa, desde ofrecer a la pareja un tentempié hasta asegurarse de que llega a casa sana y salva, pasando por mantener una conversación sobre la experiencia.
Una nota importante para las parejas: Si tu pareja sufrió un trauma, no se trata de ti. Aun así, es posible experimentar un trauma secundario, y debes asegurarte de contar con un sólido sistema de apoyo fuera de tu relación sexual.
Si tú o tu pareja estáis lidiando con un trauma sexual, busca la Coalición contra la Agresión Sexual de tu estado. Es probable que puedan indicarte recursos locales como líneas directas, grupos de apoyo, asesoramiento a largo plazo, etc.