El azúcar en sangre y su efecto en el peso, las arrugas y el envejecimiento
El azúcar en sangre desempeña un papel muy importante en nuestro organismo. El azúcar en sangre no sólo es conocido por causar diabetes o resistencia a la insulina. Para empezar, el azúcar en sangre desempeña un papel en la regulación del peso corporal. Los niveles altos o bajos de azúcar en sangre pueden fluctuar si una persona gana o pierde peso. La dieta y el ejercicio promueven unos niveles de azúcar en sangre más saludables y pueden marcar la diferencia en la regulación.
¿Qué hace el azúcar en sangre?
Nuestro cuerpo y nuestras células dependen de la glucosa en sangre para obtener la energía necesaria para mantener las funciones corporales. Los azúcares de la sangre entran en las células para ser almacenados con la ayuda de la hormona insulina. La insulina es conocida como la hormona de almacenamiento de grasa, ya que puede promover el almacenamiento del exceso de energía en forma de grasa. Este exceso de energía puede provocar un aumento de peso O dificultar la pérdida de peso.
Profundicemos un poco más en el tema de la insulina. Esta hormona se produce de forma natural en nuestro organismo. Su función principal es permitir que las células de todo el cuerpo absorban la glucosa y el azúcar y, a continuación, la conviertan en una forma que estas células puedan utilizar para obtener energía. La producen las células beta del páncreas. A menos que se padezca diabetes, cuando se empieza a comer las células beta detectan el azúcar u otros hidratos de carbono en la sangre y liberan la cantidad adecuada de insulina necesaria para ayudar a mantener los niveles normales de azúcar en sangre. La resistencia a la insulina se produce cuando el cuerpo intenta constantemente reducir los niveles de azúcar en sangre, lo que hace que la insulina circulante se mantenga alta. Esto suele ocurrir en personas con un peso corporal y una grasa corporal elevados, ya que el cuerpo bombea más de lo normal la hormona que almacena la grasa.
El efecto sobre el peso
En general, a medida que se aprende más sobre los niveles de azúcar en sangre, se puede obtener una buena perspectiva de la salud general. El objetivo sería evitar subidas o bajadas extremas, mientras se busca un equilibrio de los niveles de azúcar en sangre, lo que al final podría afectar a su peso.
Efectos sobre la piel
El envejecimiento y las arrugas van de la mano, especialmente en lo que se refiere a los niveles de azúcar en sangre. La mayoría de la gente ni siquiera se da cuenta de que las dificultades de azúcar en sangre y los malos niveles de insulina pueden acelerar el proceso de envejecimiento, que a su vez provoca arrugas.
Las dietas ricas en azúcar pueden dañar las moléculas de elastina y colágeno de la piel, lo que puede aumentar las arrugas y la flacidez. Los AGE, productos finales de la glicación avanzada presentes en alimentos como la carne roja, los lácteos y la mayonesa, han demostrado a través de la investigación que aceleran los efectos del envejecimiento como resultado de la combinación de azúcares y proteínas. La glicación, el proceso en el que un exceso de moléculas de azúcar se adhieren a las fibras de colágeno, puede causar flacidez de la piel, arrugas y líneas profundas. Al final, esto hace que las fibras pierdan su flexibilidad, así como su fuerza. Con todo esto ocurriendo en el cuerpo, su piel se vuelve menos elástica y más vulnerable a la flacidez, las líneas finas y el daño solar.
Los niveles de azúcar en sangre pueden influir realmente en el peso, así como en el proceso de envejecimiento. Lo mejor que puede hacer es vigilar lo que come y hacer ejercicio. Estas son las dos piezas más importantes que crearán y promoverán niveles más saludables de azúcar en la sangre.
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Los mejores alimentos que ayudan a reducir y controlar el azúcar en sangre:
- Batatas y boniatos
- Frutas
- Manzanas, aguacates, moras, arándanos, pomelos, uvas, melocotones, ciruelas, frambuesas y fresas.
- Verduras
- Verduras de hoja verde oscura y verduras sin almidón, como brócoli, cebollas, champiñones, calabacín, apio y coles de Bruselas.
- Harina de avena y salvado de avena
- Pan integral
- Frutos secos y semillas crudas
- Legumbres
- Alubias, garbanzos, lentejas
- Pescados grasos
- Cápsulas de salmón y aceite de pescado
- Yogur griego y sin azúcar
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